Queridos odistas,
El domingo pasado con mi hermana salí a caminar . Hicimos un recorrido de cinco kilómetros por la ribera del Río Mapocho que obviamente no tenía un gran caudal, pero sí muchas personas haciendo deporte. No soy de caminar, como saben, corro, pero frente a la lesión que tengo, debo encontrar alternativas (desde enero estoy en modo pausa). A veces hago trekking, a veces camino por la ciudad, a veces no camino por la ciudad.
Recordando a mi madre
Justo era el Día de la madre, y en esa mañana otoñal con tintes de primavera, aprovechamos de recordar a la nuestra. Mi mamá organizaba unos tremendos almuerzos y en esos años no entendía por qué le daba importancia. Desde que ella ya no está, comprendí sus motivos, pues hay algo hermoso en sentarse alrededor de la mesa y festejar a quienes nos trajeron al mundo.
Vivir lejos del centro urbano de la ciudad no ayuda
Yo vivo en barrios nuevos de Santiago y es muy difícil ir a pie a cualquier parte. Cuando salgo de viaje disfruto mucho conocer la ciudad de esa manera. Siempre recuerdo cuando cursaba el Magister en Literatura Comparada, en el que aprendí sobre la figura del flaneur, ese individuo que recorre la ciudad sin un mapa ni objetivo alguno como solía hacerlo Charles Baudelaire y Walter Benjamin. Me encantaría convertirme en uno; lo más cerca que he estado de ello fue cuando visité Marrakech, en Marruecos, y me perdí en sus calles llenas de tiendas, sin señal de teléfono, qué nerviosa me puse, no sabía cuán seguro era y tan pronto encontré señal, volví a Google Maps.
Investigando me encontré con varios escritores que han hecho de caminar su mejor compañía para encontrar la calma y aumentar la creatividad:
Jean-Jacques Rousseau: Escribió Las ensoñaciones del paseante solitario y fue uno de los primeros que reflexionó sobre el acto mismo de caminar. París es la ciudad que elige. Para él, era una forma de recuperar la libertad interior.
Henry David Thoreau: Si bien este autor norteamericano nos puede parecer muy lejano, pero su obra Caminar es una maravillosa reflexión sobre la naturaleza y la vida sencilla. Para Henry David Thoreau era casi sagrado practicarla, gracias a ella se conectaba con lo salvaje y lo auténtico. Se cuenta que salía por lo menos cuatro horas diarias por los bosques.
W.G. Sebald: Este escritor alemán marcó un hito en la literatura contemporánea, y en Los anillos de Saturno nos encontramos a un narrador que peregrina por la costa inglesa. Sebald convierte sus caminatas por el Condado de Suffolk en Inglaterra, en una meditación sobre la historia, la memoria, la pérdida y la decadencia. Lo leí hace años y fue un escrito que me impresionó por su propuesta. A momentos sientes que no sucede nada, pero a la vez, en la cadencia misma del texto, descubrimos una forma de ver el mundo.
Rebecca Solnit: En Wanderlust: Una historia del caminar, la autora se da el gusto de compartir la historia y la filosofía que se esconde tras este mero acto. Pero es mucho más que eso. Lo leí hace un buen par de años, y me impresionó cómo es capaz de reunir tantas reflexiones en torno al arte, la espiritualidad y el entorno en unas cuántas páginas.
También investigué sobre otras artes y miren lo que me encontré
Paul Cézanne: Este gran pintor francés salía diariamente a la montaña Sainte-Victoire, en Provenza, de ahí que la pintó más de sesenta veces. Las caminatas eran parte de su método de observación, casi meditativo, para captar la forma y el color del paisaje.
Ludwig van Beethoven: Obsesivo para la música y también para caminar. Al igual que Thoreau, le gustaba perderse por los bosque de Viena, solo que Beethoven iba equipado con una libreta de notas. ¿Habrá compuesto la Quinta Sinfonía en medio de los árboles? Decía que solo podía crear después de haber caminado. Sabemos que la Sinfonía Pastoral está directamente inspirada en la experiencia de la naturaleza.
Max Richter: Es uno de mis músicos predilectos, se los recomiendo y él asocia la caminata con la repetición y el trance. Al igual que otros artistas, a partir de sus paseos largos nacen ideas y ritmos que lo ayudan a crear, lo puedes escuchar aquí.
Mis momentos:
Fui feliz: En la casa de mi hermana celebrando el Día de la madre.
Algo que aprendí: Que los tulipanes al ser bulbos, hibernan todo el invierno para salir a superficie en primavera.
Estoy agradecida: Por la gran cantidad de comentarios que recibí en Oda a ser mamá. Aquí te dejo algunos:
“Gracias, Karen, por esta Oda tan honesta y entrañable. Como mamá de hijos ya grandes, me tocaste el alma: a veces olvidamos lo rápido que pasa el tiempo y no valoramos lo suficiente esos años caóticos pero mágicos de la infancia. Tu reflexión me recordó que cada etapa tiene su belleza única. Ser mamá realmente es una aventura que se vive con amor, errores y risas. Y sí, volvería a elegir esta `carrera´ mil veces más, porque es la más gratificante del mundo”. Rivka
“Es verdad que es muy difícil ser madre. Siempre te equivocas, hagas lo que hagas, pero qué felicidad equivocarse con ellos en casa y protestando. Ahora que son mayores se echan en falta tantas protestas porque siempre hay verdura y nunca patatas fritas, esas tardes de taxista llevando niños y recogiendo niños sin saber cómo vas a llegar a 3 puntos de la ciudad al mismo tiempo, acordarse de preguntar al que ha tenido un examen que qué tal le ha ido y no confundirse con el que lo había hecho hace dos días y has olvidado totalmente… los hijos nos hacen mejores personas porque ellos siempre son mejores, ya que son la suma de dos personas que les quieren incondicionalmente, aunque, como digas, hay veces que hay que es una auténtica cuestión de fe. De todos modos, yo no lo cambiaré jamás”. Paloma
“Me encantó seguiré aquí leyendo. Como madre primeriza de un pequeño aún hay muchas cosas en las que estoy perdida. Soy una mamá millennial que busca lo mejor en la crianza y en cómo no perder en el camino los estudios profesionales en el intento. Supongo que lo que me encantó fue la parte -parafraseo- no importa perder mucho si uno es feliz. Esto es una bocanada de aire en un mundo donde te piden que seas una madre perfecta”. Mandarinita
Sigue leyendo aquí los comentarios.
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Novedad: Desde el próximo domingo “Mis recomendaciones” saldrá como publicación independiente.
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Karen
Antes q la lectura llegara a mí vida, mi padre(un gran lector) nos llevaba al cerro San Luis, qué quedaba a media hora de mi casa, después del colegio, para q nos oxigenáramos y llegáramos con apetito a la comida de la noche, yo todavía camino 6 kms diarios, para no perder movilidad
Hola, Karen.
¡Caminar y trekkin' se ha vuelto parte de mi día a día! — andar de trepacerros, me dicen—. Mi alternativa a no poder correr y deportes de contacto, después de un desgarre de ligamentos cruzados exteriores. Pero ¡Al toro! Caminar te reconectando con la observación, aromas, lugares y espacios. Sea ciudad o campo abierto. Bien llevado, es un detonador de ideas y del proceso creativo.
Saludos.