¿Cuál es tu milagro? #85
¿Cuál es tu milagro? #85
Este boletín es para los curiosos que desean una vida plena y pausada.
Compártelo, me harías muy feliz.
Queridos amigos,
Este es el último boletín del 2022 y si bien había pensado en facilitarles algunas listas con los mejores libros del año, decidí posponerlo para el otro domingo, el primero del 2023.
Gracias a Bernardo, Mónica, Patricia, Rivka y Cristián por escribirme comentando la publicación Un sueño hecho realidad.
Muchos de ustedes deben estar celebrando la Navidad y muchos también, seguramente, no lo hacen. Otros como yo festejando, Janucá. Algunos creen que es un símil de navidad judía y no es así. Algunos hacen regalos, pero no es el espíritu de la fiesta. Esta confusión se la debemos a los judíos norteamericanos que en la década del ’20 del siglo pasado iniciaron la costumbre de dar regalos.
Hace unos años he ido notando una aproximación diferente a cómo vivir la Navidad. Varios optan por obsequiar a unos cuantos, jugar al amigo secreto o bien, poner una cuota. Así privilegian el sentido de la celebración, además de reunirse con la familia y amigos.
¿Qué es Janucá? Hoy aprovecho la oportunidad de explicarlo con calma. El rey griego Antíoco Epífanes intentó helenizar a cualquiera que viviera distinto a los valores que profesaba el imperio, es decir, a sus parámetros de belleza, de estudios y paganismo. Los judíos debieron abandonar el estudio de Torá (siguieron haciéndolo a escondidas) se prohibió la circuncisión, mantener el shabat o vestirse como quisieran. Entre los años 169 y 167 AEC se desató una guerra y los griegos profanaron el Templo, allí pusieron una estatua de Antíoco Epífanes y sacrificaron a cerdos. Hubo también desencuentros entre los mismos judíos de cómo enfrentar las prohibiciones. Algunos preferían dar una batalla más pasiva, de cierta manera someterse al opresor y otros, lucharon con armas. Fue una guerra por la identidad. En el año 164 los macabeos tomaron control del Templo y con ello, volvieron a encender el candelabro de ocho brazos, lo que conocemos como menorá, la que debe estar encendida siempre. El aceite que tenían duró ocho días en vez de uno, tiempo suficiente para traer más desde lejos y que no se volviera a apagar la llama. Fue un milagro.
Estas son las tres janukiot que encendemos en mi casa.
De ahí que hoy para conmemorar el milagro, durante ocho días encendemos una a vela o el pabilo que flota dentro de un vasito con aceite.
Ahora bien, hay otro milagro en esta fiesta que es más abstracto. Janucá nos enseña a seguir el camino propio, a pelear por tu identidad, por tu forma de vida y no doblegarte ante el poderoso. ¿Es fácil? Claro que no. Aquí no hay que pensar en esas batallas heroicas, sino en las del diario vivir, las que cualquier ser humano confronta. Por ejemplo, la presión de los pares para fumar marihuana y desistir de ello. Esa es un batalla difícil, estás solo contra el grupo y mantener la posición es complejo. Cuando abusan de alguien, lo tratan mal y protegerlo es un acto de valentía. Sé que estoy sonando como una predicadora, pero es cierto, vivir de acuerdo a los valores que a uno lo identifican, renunciar al placer inmediato, es en muchas ocasiones, un acto heroico.
Las dos recomendaciones que sugiero hoy tienen relación con eso, con mantenerse firme.
Estas fotografías muestran momentos únicos:
El rabino Shlomo Dov Shapiro distribuye miles de janukiot luego del fin de la Segunda Guerra Mundial en campos de desplazados, en Munich, 1948.
Soldados judíos del ejército alemán en 1916 celebrando Janucá. El rabino (al centro de la fotografía con barba) y recibió el máximo reconocimiento que se otorga a un soldado alemán: la Cruz de Hierro. De nada le sirvió para salvarse de la cámara de gas en Auschwitz en 1942.
En la ciudad de Haifa (Israel), tres religiones, tres coexistencias.
El presidente de Chile, Gabriel Boric en el encendido simbólico que año a año se hace en el palacio presidencial de La Moneda.
Mis recomendaciones
📖 Un libro : En la tierra somos fugazmente grandiosos (Ocean Voung, 2019). Jamás habría llegado a esta novela epistolar de corte autobiográfico si no hubiera sido por Marco Antonio de la Parra. Es una carta del hijo para su madre. Él narra de manera magistral lo que significó inmigrar de Vietnam, vivir en un país ajeno, hijo único con una madre limitada emocionalmente y el descubrimiento de su homosexualidad. El lenguaje y el narrador son extraordinarios.
🎬 Una película: Las nadadoras (Sally El Hosaini , 2022, Netflix). Me demoré en verla, pensé que era un panfleto sobre la guerra en Siria y los refugiados. Mi suposición fue totalmente errada. Es una historia de corte biográfico, con imágenes preciosas, de una sutileza importante que nos muestra algo que afortunadamente pocos de nosotros han tenido que vivir.
Mis momentos
Feliz: Logré correr con 30 grados de calor.
Aprendí: Que se puede polinizar los zapallos y zapallitos italianos con un pincel. Es muy sencillo, se va al estambre de la flor masculina, pasas el pincel y en la flor femenina que se esconde bajo la masculina, haces una especie de lluvia del polen recolectado. Solo queda esperar.
Agradecida: Mónica Salvador, no solo es lectora del boletín, sino que además me quiere entrevistar para su podcast. ¡gracias!
Lee. Escribe. Crea con tus propia identidad.
Karen.
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